La infancia no espera

Un niño de 11 años involucrado en un asalto no debería sorprendernos. No porque sea normal, sino porque es una alerta que llevamos años ignorando. El Estado no lo vio, su escuela no lo vio, su barrio tampoco. Y cuando por fin lo vemos, es tarde.

Desde nuestra fundación trabajamos cada día con niños, niñas y adolescentes que han sido afectados por graves vulneraciones y se han acostumbrado a vivir en los márgenes, donde la prevención es urgente y no llega con la fuerza y consistencia necesarias.

La protección especializada ha avanzado, sí. Pero si no fortalecemos la prevención -presente en los barrios, en las escuelas, en las familias-, seguiremos lamentando síntomas de una fractura social profunda.

Es hora de invertir antes del daño. No hay futuro sin una sociedad que tenga la voluntad real de poner el foco en ellos.

Érica Ponce Figueroa
Directora Ejecutiva
Fundación Niño y Patria